domingo, 22 de enero de 2012

Cuando la vivencia se convierte en síntoma



En el origen de todos los síntomas (físico, orgánico o funcional; psíquico, trastornos del comportamiento, psiquiátrico, enfermedades genéticas, infecciosas) hay un acontecimiento, un suceso exterior que llamamos el Bioshock.

En el instante de experimentar un Bioshock, el cerebro no siempre tiene una solución concreta y consciente. Deberá pues buscar, de otro modo, una solución. Es evidente que si no tengo alimento aquí, pero que puedo encontrar algo allá, voy a ir allá: busco una solución concreta. Pero si no tengo solución, mi inconsciente inventa una oportunidad suplementaria de supervivencia: a esto se le llama un síntoma.

Para transformarse en síntoma, el Bioshock y su vivencia debe responder a cuatro criterios:

• Ser dramático
• Ser inesperado.
• Vivirse en aislamiento.
• Sin solución durable satisfactoria.

El suceso irresoluble, vivido bajo las anteriores circunstancias, tendrá una respuesta natural y necesaria para la supervivencia a través reacciones involuntarias desde el sistema neurovegetativo entrando así en un estado de simpaticotonía: el síntoma.

La unidad de lo vivo



Más allá de las causas, la noción de enfermedad psicosomática o de reacción biológica sobreentiende la unidad fundamental de lo vivo. Unidad que se expresa de mil maneras como son por ejemplo el psiquismo, las emociones, el cuerpo o incluso las enfermedades.

Cada uno presiente muy bien que hay algo que se quiere expresar aquí, que el síntoma no es el efecto de la mera casualidad. Pero, ¿cuál es el significado de este síntoma, de esta enfermedad? ¿Qué es lo que intenta expresarse?

Cuando se dice en el lenguaje popular: este individuo me ulcera, tal situación es indigesta, no lo puedo tragar, esto huele mal… Ya existe en estas palabras, en estos términos, la expresión de estas dolencias. Hablamos de nuestros órganos. Se reconoce esto generalmente para el asma, la úlcera de estómago, el eczema y cada vez más para el cáncer. Algunos piensan que hay por una parte: las enfermedades psicosomáticas; y por otra parte, las demás que no lo son… ¡Pero no se ve muy bien donde está el límite!

El hombre es una unidad indisociable. Si se es capaz de entender que no hay una sola célula del cuerpo que escape al control del cerebro humano, si se es capaz de entender que no hay una sola parte del cerebro que sea autónoma, que escape al control del pensamiento consciente o inconsciente, entonces se está preparado para comprender que no existe absolutamente ninguna enfermedad que no sea psicosomática. Porque no existe ninguna célula del cuerpo que escape al psiquismo.

Se lo contempla cada vez más seriamente en los círculos científicos con el estudio de los mediadores químicos, hormonas y neurotransmisores que son mensajeros de información. El enfoque de la psiconeuroinmunobiología es testimonio de ello. También con la utilización bien conocida, aunque a veces disimulada, del efecto placebo.

sábado, 21 de enero de 2012

Hígado y carencia



Cuando a un animal o a un ser humano le hace falta comida, entra en un estado de carencia alimenticia, el hígado, que tiene entre 400 y 500 funciones biológicas, entra a actuar, activando una de sus funciones principales que es el de almacenar energía a través del glucógeno.

Si a un animal le hace falta comida, lo poquito que ingiera se va a almacenar en su hígado. En el momento en que el zorro se pueda comer muchas gallinas, el 30% es absorbido y el resto se elimina. Como previsión instintiva, el zorro antes de invierno aumenta el volumen de su hígado para guardar carbohidratos o azúcares en forma de glucógeno en el hígado, para luego de liberarlo como energía cuando las demandas sean altas. Es una forma de anticipación orientada a la sobrevivencia.

El tumor en el hígado hace como un almacenamiento suplementario, generado de un conflicto de carencia de comida. La carencia de comida o de la posibilidad de la misma y sus asociaciones simbólicas, por pérdida de un trabajo, por ejemplo, lleva al cuerpo a responder anticipándose a la carencia. La persistencia del conflicto o la gravedad de la causa que la produzca lleva a la generación de células especializadas que tratan de revolucionar el conflicto de carencia, aquí se produce cáncer de hígado. La biología permite la adaptación a una situación específica.

Enfermedades cancerígenas



¿Por qué una persona hace una verruga y otra persona, en el mismo lugar, hace un cáncer de piel?

¿Por qué una persona hace un quiste en el ovario y otra persona hace un cáncer en el ovario?

¿Cuál es el elemento suplementario que hace que esto se convierta en un cáncer?

En los dos casos hay un Bioshock, en los dos casos hay una vivencia asociada a ese evento. Si es el mismo órgano es la misma vivencia. En ambos casos hay conflictos programantes. Pero hay una diferencia, de lo contrario los dos tendrían la misma enfermedad.

Cada día tomo ensalada, por lo tanto hago ácido clorhídrico. Si es Navidad y como mucho necesito fabricar más ácido clorhídrico. Resulta que hay una espina de pescado que se clava en mi estómago, mi cuerpo reacciona y hago un tumor benigno en mi estómago.

El tumor, lo que hace, es ampliar, agrandar la superficie funcional. Si hay más superficie, hay más mucosa, así que se produce más ácido, por lo tanto hay más capacidad de digestión y esto va a poder destruir la espina.

Si, por ejemplo, tengo un trozo de hueso bloqueando mi estómago o algo mucho más duro e indigerible, el cuerpo tendrá que generar células especializadas del estomago para sobrevivir: aquí hay un cáncer de estómago, porque la supervivencia está amenazada: “se necesita fabricar un ácido que sea más corrosivo”. La enfermedad cancerígena en ese sentido, sirve para resolucionar y, si para la mente lo real y lo imaginario tiene el mismo peso e impacto, en el intento de solucionar la experiencia vivida que es indigerible, las células especilizadas entrarán a trabajar.

El cáncer busca una resolución express creando más tejido funcional. En el cáncer no hay tejido conjuntivo, solo tejido funcional que es alimentado por arterias que llevan la sangre y venas que hacen el drenaje. Es un lugar que debe ser muy eficaz. Es como si quisiéramos ir directamente a lo esencial.

Emoción y síntoma biológico



La emoción surge en un instante de inconsciencia, se puede decir que en un momento de separación con uno mismo. En efecto, no es que caigamos enfermos o que sea como quedarse embarazado o caerse de una escalera. Esto toma una fracción de segundo. Llega en un lugar y en un momento preciso que se trata de encontrar. ¿Por qué? Es la única manera de hacer volver a nuestro consciente lo que se ha encarnado con un síntoma. Si nosotros no revivimos este instante, ese bio-shock, no podremos encontrar el sentido biológico de la enfermedad. Se trata, en nuestra manera de ver el resentir, de reencontrar aquella primera vez en que se sintió inconscientemente.

El bioshock es un momento de reencuentro entre el mundo exterior y el mundo interior. Este reencuentro produce o una satisfacción, o una insatisfacción. Estas dos reacciones nos son perceptibles gracias a las emociones. La emoción es el trazo consciente de una actividad interna, es el índice de una función biológica satisfecha o no. Si hemos comido, nos sentimos satisfechos. Si no ha podido ser, nos encontraremos frustrados, en cólera, con sensación de carencia, etc. La emoción aparece siempre en un instante, de manera involuntaria, incontrolada y adaptada a una situación exterior. Se sitúa en nuestro cuerpo de una manera muy precisa (calor en el vientre, tensión en la garganta, peso sobre los hombros, molestias sobre las piernas, picores en cualquier parte del cuerpo.)

La emoción por lo tanto ¿es nuestra amiga?... Para responder habría que preguntarse: ¿cuál es la más potente de las energías. Es la emoción. Es nuestro carburante, la esencia misma de nuestra vida, el combustible de base. La emoción sola nos permite avanzar, nos da la energía para levantarnos por la mañana, para actuar, nos permite escoger o hacer elecciones e ir en la dirección que más nos conviene. La emoción provoca un reencuentro o aislamiento. Está en el origen de todas nuestras decisiones impulsivas.
¿Cómo sería vuestra vida sin emociones? Hay dos motores:

- Ir hacia o mantener una emoción positiva
- Alejarse o eliminar una emoción negativa

Las emociones traducen a nivel consciente lo que se ha vivido a nivel biológico celular, ya que la emoción tiene como función transmitir al consciente una emoción biológica satisfecha o insatisfecha.

Por Christian Fleche